lunes, 29 de noviembre de 2010

PEPE SISTEMA

Tengo lindos recuerdos con mis suegros. Otra vez he dicho, que no se bien por que razón no me gusta la palabra suegro. Podría utilizarse tal vez, por lo menos en mi caso, en su reemplazo, "segundo papá" o "segunda mamá". Porque como padres los sentí y a mi vida los incorporé de ese modo.

Desde joven salgo con frecuencia en el auto, tanto sea para trabajar como para hacer varias cosas que me ocupan. Sumando a ello mi manera de ser distraida y dispersa, que me ha hecho olvidarme cosas en el camino, o tener que desandarlo por haberme desordenado en las actividades, en fin, siempre tuve que lidiar con esa modalidad que me viene de origen, sumada a distintos factores de otra índole.

En muchos pequeños detalles y con esfuerzo me fui superando de a poco; creando métodos diversos.

Dentro de todo con bastante rapidez logré llegar a ser una persona organizada que, bastante bien, no se deja traicionar por las trampitas de la mente o los impulsos traicioneros que le juegan en contra. A tal punto que, quien hoy me ve, no lo puede creer.

También tuvo en ello un papel importante, el hecho de haber tomado a tiempo los buenos consejos, de personas como mi "segundo papá".

En algunas ocasiones en las que el me acompañaba en mis recorridas automovilísticas de actividades, en pocas palabras me dijo casi textualmente "vas a tener que tener una hoja de ruta". Practicamente sin responderle, interpreté su mensaje y, por el respeto y sutileza con que me habló, incorporé el consejo y magicamente se operó en mí una mejora importante, mas bien un cambio sustancial.
Comencé a anotar ordenadamente en un papel las cosas que tenía que hacer,a las cuales desde entonces, las voy tildando a medida que las realizo. Sumando a ello pequeños detalles creativos personales que hicieron aún mas útil el sistema. Alivié mis tareas y desembrollé mi testa de una manera altamente operativa y relajada.

El hecho de anotar me genera también seguridad y dejo de pensar por pensar en "tengo que", " después voy a" o "no voy a alcanzar a".

Suelo decirle a Adela, mi esposa, que "anoto para que piense el papel por mí" para no tener que gastar sesera y nervios de gusto.

Ella sonríe porque ha sabido ver mis propios progresos a través de los años y con cariño metafórico me llama "Pepe Sistema", porque precisamente pude irme superando ; y, con sencillos métodos, pude ser mas operativo y vivir mas tranquilo.

sábado, 20 de noviembre de 2010

COSAS QUE VENCER

Ya desde chico era muy distraido, pero sumamente curioso e inquieto. Al mismo tiempo que he cargado durante toda la vida con el defecto de aburrirme rápido.
Esta características y otras se sumaron a creer que entiendo enseguida lo que alguien me está contando y, en consecuencia, interrumpirlo en el hablar, siguiendo yo con el tema o la respuesta en forma anticipada.
Lo de interrumpir, me ha trae algunos inconvenientes de convivencia , porque genera un malestar en el interlocutor. Aunque lo haya entendido antes de terminar.
Claro está que se suma que en mi casa éramos muchos y todo el mundo luchaba por tener un espacio para lograr ser escuchado.

Pero bueno, ya les contaré un poco sobre como la voluntad puede imponerse y llevar el espíritu para donde uno quiere o cree que debe.



Lo de la distracción ha sido un verdadero desafío para tener que dominarla.
Entre tantas cosas por ejemplo una vez, siendo un adolescente, me encontraba arreglando la canilla de afuera de la casa. Y en consecuencia, tuve que cortar la llave de paso, la que interrumpe el acceso del agua a toda la vivienda. Y mientras estaba ocupado en ese trabajo, sale mi mamá y me dice..."Lao no hay agua" (como iba a haber si yo mismo la había cortado); inmediatamente, olvidado de ese asunto, tomé una cacerola grande y fui a la casa de unos vecinos que estaban a cierta distancia y les pedí permiso para usar el bombeador manual...
Mientras estaba llenando la olla, recién entonces me acordé que yo mismo había cortado el acceso. Me reí por dentro sin decir nada, y como me daba vergüenza, seguí juntando el precioso elemento y una vez llena la cacerola, saludé muy agradecido a los amables vecinos y me retiré....
Cuando llegué de vuelta, sin decir nada de lo que había pasado, le alcancé el agua a mi mamá; terminé el arreglo y abrí la llave de paso...

Ella se asomó nuevamente y exclamó contenta diciendo ..."volvió el agua...volvió el agua".

martes, 9 de noviembre de 2010

¿QUE NOS DICE NUESTRO INTERIOR?

Antes se acostumbraba decir..."la mentira tiene patas cortas", "te va a salir una jorobita" o "te crecerá la nariz". Si llegábamos a mentir en lo mas insignificante, no nos atrevíamos a mirar a los ojos a nuestros padres, maestros o quien fuere. Luego parece que hubiera una especie de profesionalismo para ocultar, engañar o mentir; como si fuera parte del progreso. Se ha hecho en muchos casos, como un vicio o adicción por la mentira. Sus razones pueden ir de lo simple a lo mas complejo; pero el hecho es que se ha instalado como algo difícil de erradicar.

En lo de robar sucede algo parecido. Es frecuente no devolver una cosa en estos tiempos, o quedarse con algo si no lo reclaman, o tratar de no pagar lo que corresponde. Cuando era chico me daba vergüenza si encontraba una moneda en el suelo si no se la entregaba al chofer del colectivo. A mi hermano mayor, cuando era muy chiquito mi mamá lo obligó a llevar al verdulero, una fruta que inocentemente se había traido consigo. Yo sentía malestar de conciencia si me proponían sacar ciruelas de un terreno privado y no lo hacía.

En realidad, sigo siendo el que siempre fui. No se mentir, ni aún quedarme con algo que no es mío. Pero muchas veces me sorprenden tentaciones. Aunque felizmente sigo siendo el que siempre fui, pero mas convencido. Es que es como si uno estuviese sembrando semillas a su paso, según como se comporte será la cosecha. Son recibidas en especial por los niños que te ven o escuchan; pero tambien tu pecado puede ser la vía libre para otros que te observan.

Mentir y quedarse con lo ajeno son dos enfermedades contagiosas que se fueron instalando como si fuera un bicho taladro que corroe el tronco del árbol sin que lo notemos. Pero si acercamos nuestro oido, escucharemos su ruidito.

Hoy se miente y se roba con toda pachorra y con gran facilidad; podemos engañarnos a nosotros mismos sin que nadie lo note o te diga algo.

Se ha creado una zona gris en la conciencia, intermedia entre el bien y el mal, donde reina el todo vale.

Escarbemos en nuestro interior por si acaso ese bichito taladro nos esté carcomiendo...

Hay múltiples formas de mentir o de robar. Por ejemplo, darle una respuesta falsa a un niño o de aprobar algo que sabemos que no es correcto.

Indaguemos finamente nuestro íntimo ser y veamos si nos quedamos con algo de alguien, o si somos cómplices de que otro lo haga, o si dejamos de dar algo que nos sobra, aunque fueran unas zapatillas viejas que a otro le servirían, o mil detallecitos mas, en los que podemos dejar de no dar lo que se puede dar.

Es cierto que hay políticos habilmente preparados para mentir. O que hay países que tiran productos que pueden ser bien aprovechados.

Pero empecemos por nosotros mismos que seguramente tenemos mucho para mejorar. Yo me incluyo. Tengo mucho que trabajar conmigo aún...